El éxodo del mariel


 Más de 125.000 cubanos salieron de la isla en apenas siete meses —entre abril y octubre de 1980— con destino a Estados Unidos, especialmente a Miami, que se vio superada por la masiva y repentina llegada de ciudadanos que huían del régimen de Fidel Castro, que por aquel entonces todavía contaba con el apoyo de la Unión Soviética. La crisis migratoria del Mariel fue un shock para Cuba y para EE UU, dos países vecinos (uno pequeño; el otro, un gigante) que han convivido más de medio siglo en medio de la desconfianza, y que ahora buscan el sendero del reencuentro. “El mito de la revolución cubana empieza a caer con el Mariel”, afirma sin dudar Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.

Esta oleada migratoria tiene su origen en un incidente diplomático entre Cuba y Perú. El 1 de abril de 1980, un grupo de cubanos empotró un vehículo contra la verja de la embajada de Perú en La Habana para solicitar asilo. Un suboficial que custodiaba el edificio falleció cuando intentó evitar la entrada. Castro  exigió a Perú la entrega de sus conciudadanos y amenazó con quitarle la protección a la legación diplomática, algo que finalmente ocurrió. Y ahí llegó la sorpresa. Más de 10.000 cubanos irrumpieron en poco tiempo en la embajada peruana solicitando asilo. Sin ser consciente nadie, estaba empezando un imponente movimiento migratorio que, como le ocurre ahora a Europa con la crisis de los refugiados, dejó boquiabiertos a los dirigentes políticos, que tardaron semanas en dar respuesta al fenómeno.


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